En muchos hogares de la península ibérica no falta el jamón serrano, bien sea en una pieza completa o en lonjas. Cualquier reunión o celebración es una estupenda excusa para degustar su agradable y fuerte sabor, solo o en asociación de algún complemento. Y justo a continuación te indicamos como acompañar el jamón serrano, cuando lo usas en forma de tapa.
El jamón es una gran fuente de proteínas que son muy fáciles de asimilar para nuestro organismo, y es por ello que al consumirlo sentimos que inmediatamente nos recargamos energía. Además provee minerales beneficiosos para la salud, tales como el hierro, el fósforo y el zinc, así como ácidos grasos que combaten el colesterol malo y protegen al sistema cardiovascular. Por ello es que los nutricionistas recomiendan incluirlo dentro de una dieta balanceada, eso sí, siempre en cantidad moderada.
Además, ya que se consume directamente sin preparativo alguno, resulta ideal para preparar tapas de muy simple elaboración. Y su sabor salado cae a la perfección cuando se disfruta junto a algunas bebidas, tales como la cerveza y el vino.
A continuación te indicamos variadas formas de acompañar al jamón serrano.
Jamón serrano y queso
El matrimonio culinario entre el jamón serrano y el queso es uno de los más felices y duraderos del que se tenga conocimiento. Sus olores, sabores y texturas se combinan en una forma única, que trae a la mente gratos recuerdos de celebraciones con la familia y los amigos.
En España suele acompañarse el jamón serrano con quesos curados, tales como los manchegos, ibéricos y castellanos. Pero esta asociación no es exclusiva, ya que los menos conservadores lo combinan con quesos semicurados, particularmente con los elaborados a base de leche de cabra u oveja.
La mejor forma de presentar la combinación de jamón serrano y queso es diferenciados, es decir cada uno de ellos preferiblemente en un plato llano, a manera de dos tapas. Coloca siempre el jamón en lonjas, de forma que estás no se amontonen. Para gustos más elaborados, puedes acompañarlos con el aceite de oliva que más te guste, o alguna salsa como la tártara o agridulce.
En celebraciones especiales, preparar una tabla de queso y jamón serrano da un toque de distinción y elegancia. En este caso, la festividad de sabores se completa con otros acompañantes secundarios, tales como las frutas (preferiblemente uva, melón y piña) y algunas salsas
Jamón serrano y frutas
Disfrutar del jamón serrano en combinación con el melón es una tradición veraniega muy difundida en Italia y España. La mejor forma de servirlo es cortando el jamón en cubos medianos, y rodeando estos con lonjas de jamón, y presentarlos en forma de brochetas o pinchos. Puedes darles un toque especial, adornando con virutas de zanahoria, u hojitas de perejil o cilantro.
Otra fruta cuyo sabor se asocia a la perfección con el jamón serrano es la uva, sobre todo cuando además incluyes algún queso curado. Una forma llamativa aunque laboriosa de combinarlos, es enrollando cada uva es su ecuador con una pequeña tira de jamón. Otra es servir en un plato y por separado, lonjas de jamón, lonjas de queso y un racimo de uvas.
Y para tener una tapa con sabor tropical, la mejor composición es la de piña con jamón, combinación que ha sido popularizada por la mundialmente afamada pizza hawaiana. Una forma simple de presentarla es cortando la piña en media rodaja (forma de media luna) y colocando la lonja de jamón encima de ella. Si además presentas el jamón como crujiente, obtienes un bocado único en sabor y textura.
Jamón serrano en ensalada
Puedes acompañar el jamón cortado en cubos o en lonjas, junto a vegetales y verduras en forma de ensalada. Por ejemplo, en la ensalada estilo italiano se presenta el jamón mezclado con lechuga troceada y tomate en rodajas gruesas, todo salpicado con aceite de oliva. Puedes sustituir estos ingredientes o incluso agregar otros como aguacate y trozos de pan, y aderezar a tu gusto.
Bebidas para acompañar el jamón
Si has leído nuestras recetas donde usamos el jamón, ya conoces que el mejor vino para acompañarlo es del tipo joven de uvas tintas, tal como el Cabernet Suavignon. Aunque algunos prefieren el vino blanco y seco, y en particular del tipo Manzanilla, elaborado con uva palomino. El primero armoniza su sabor con el jamón, mientras el segundo resulta contrastante, así que todo es cuestión de gusto.
Cuando consumes el jamón a manera de tapa, la compañía de una buena cerveza fría siempre es bienvenida. Sobre todo en las épocas del año cuando el calor agobia, como ocurre en el verano español.